martes, 11 de octubre de 2011

"Llevo un año herido por el dardo de vuestro cariño"


Enrique VIII, sin lugar a dudas, fue el más emblemático rey ingles de la dinastía Tudor. 
Imposible no distinguirlo por su imagen de gordura y mirada penetrante, o su ruptura con la iglesia católica. Pero quizás lo que más lo caracterizó, fue su gusto insaciable de esposas.
Enrique se casó 6 veces. Tenía la debilidad de convertir a sus amantes en reinas consorte. Pero claro está, que cuando alguna lo irritaba, la mandaba a que le corten la cabeza. La primera que sufrió esta suerte fue Ana Bolena.
Bolena era cortesana de su primera esposa, Catalina de Aragón. Y como buena cortesana, supo utilizar sus recursos para seducir al rey. Sin embargo el gran logro de Ana Bolena no fue ser una amante más del rey, si no lograr ser la esposa del mismo. Tengamos en cuenta que la iglesia no aceptaba el divorcio y era imposible que el rey se volviera a casar. Por lo tanto Ana convenció a Enrique de que rompiera relación con la iglesia católica. Finalmente la cortesana logra casarse,  convertirse en reina y dejar de ser una amante más del rey.


De Enrique VIII a Ana Bolena

Meditando acerca del contenido de vuestras últimas cartas, me veo acosado por mil pensamientos torturadores y sin saber a qué atenerme, ya que en unas frases creo descubrir una satisfacción y en otras todo lo contrario. Yo os ruego encarecidamente me digáis cuáles son vuestras intenciones respecto del amor que existe entre los dos.

Necesito a toda costa una respuesta, ya que llevo un año herido por el dardo de vuestro cariño y sin tener aún la seguridad de si hallaré o dejaré de hallar un lugar en vuestro corazón y afecto.

Esta incertidumbre me ha privado últimamente del placer de llamaros dueña mía, ya que no me profesáis más que un cariño común y corriente; pero si estáis dispuesta a cumplir los deberes de una amante fiel, entregándoos en cuerpo y alma a este leal servidor vuestro, si vuestro rigor no me lo prohíbe, yo os prometo que recibiréis no sólo el nombre de dueña mía, sino que apartaré de mi lado a cuantas hasta ahora han compartido con vos mis pensamientos y mi afecto y me dedicaré a serviros a vos sola.

Rendidamente suplico una contestación para esta mi carta, pues anhelo saber hasta dónde y para qué puedo contar con vos.

Si no os fuera grato contestar por escrito, indicadme algún lugar donde pueda recibir la respuesta de palabra, y yo acudiré con todo mi corazón.

No sigo por temor a cansaros.

Escrito de mano de quien no desea ser sino vuestro,

E. Rex.” 
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De Ana Bolena a Enrique VIII

"Os doy las gracias de todo corazón por un presente de tan alto valor que ninguna otra cosa podría igualarlo, no sólo por el valioso diamante y la nave en la que se mece la solitaria doncella, sino muy principalmente por el significado que encierra y la humilde sumisión que supone vuestra bondad hacia mí.

“Creo que me sería muy difícil hallar ocasión para merecerlo si no me asistiera en tal empeño vuestra bondad y favor, los que deseo obtener y preservar por todos los medios a mi alcance; tal es mi firme intención y esperanza según el lema aut illic aut nullibi.

Las demostraciones de vuestro afecto son de tal categoría, y los elevados pensamientos de vuestra carta hállanse tan cordialmente expresados, que me obligan a honraros, amaros y serviros sinceramente y para siempre, rogándoos que continuéis firme en el mismo propósito y asegurándoos que, por lo que a mí incumbe, no sólo he de corresponderos debidamente, sino rebasaros en lealtad de corazón, si ello fuera posible.

Igualmente deseo que, si alguna vez con anterioridad a esta fecha os hubiera de algún modo ofendido, me dierais la misma absolución que de mí solicitáis, asegurándoos que, de aquí en adelante, mi corazón sólo a vos estará dedicado. ¡Ojala pudiera también estarlo mi cuerpo todo! Y así será, queriéndolo Dios, a quien he de rogar diariamente con tal objeto, en la esperanza de que mis plegarias serán al fin escuchadas.

Deseando que el tiempo que haya de transcurrir sea escaso, aunque a mí ha de parecerme largo con exceso.

Escrito de mano del secretario que de alma, cuerpo y voluntad es

Vuestro leal y más seguro servidor


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